Literatura japonesa del siglo X
Me gusta pensar en un solo hombre, viviendo a solas, adorable, que vuelve al amanecer de una cita en algún sitio sin nombre, pero que sigue despierto, y que, a pesar de estar soñoliento, se toma su tiempo para moler metódicamente la tinta hasta la consistencia perfecta y que entonces, no solo con un pensamiento o una lógica desechable, reúne sus sentimientos más intimos para escribir a su dama. ¡Qué atractivo me parece cuando se afloja la ropa para ponerse cómodo!
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Cosas placenteras
Encontrar un montón de cuentos que no has leído antes. O comprar el segundo volumen de un cuento cuyo primer volumen te ha encantado. Aunque a menudo esto sea una desilusión...
Disfruto mucho hablando con alguien que está contento consigo mismo y que está satisfecho de su imagen, especialmente si es un hombre. Es aburrido observarle cuando espera atento mi siguiente respuesta; sin embargo es interesante si trata de hacerme bajar la guardia adoptando un aire de calmada indiferencia como si no hubiese ni un pensamiento en su cabeza.
Reconozco que esto es pecaminoso, pero no puedo evitar sentirme contenta cuando alguien que no me gusta tiene una mala experiencia...