15 noviembre 2006

Al descubierto

En ocasiones envidio a Dorothy con todas mis fuerzas. A esa mocosa bendecida por una inmisericorde fortuna le basta con aterrizar en el momento preciso, derramar el agua en la dirección adecuada o chasquear sus horribles zapatitos rojos tras recibir un milagroso chivatazo. Ése es todo el esfuerzo que necesita para solucionar sus problemas. A ella le basta con hacer chas!

Cada vez que me quito las botas, con el dolor de mis deformados pies nublándome el juicio, maldigo a Dorothy. Cuando cuelgo mi sombrero en la percha y la cabeza deja escapar todos los furiosos pensamientos que dormitaban atrapados, maldigo a Dorothy. Al mordisquear el pan blanco sin hornear, clavando mi esquelético trasero en la dura tabla del banco, maldigo a Dorothy. En las madrugadas en las que me abruma la responsabilidad de ser una malvada bruja, maldigo a Dorothy.

¡Maldita Dorothy!

Pero las maldiciones cesan tan repentinas como habían comenzado. Entonces me fijo en que el espejo me devuelve una imagen que llevo días ignorando, me detengo a escuchar una conversación de acera a acera en la calle o decido salir sin sombrero. Y al instante entiendo que todo ocupa su lugar. Que para que existan Dorothys es necesario que existan Elphabas.

En ese preciso instante no desearía ser otra persona. Porque, ¿quién, en su sano juicio, envidiaría ser la empalagosa Dorothy?

17 comentarios:

if dijo...

Yo no la envidio, jamás. Además las malas siempre son más interesantes. ¿Qué sería de la diversión si no existiera el aburrimiento para contrastar?

¿Qué sería de Bush sin el malo de turno para pelear?
Siempre hace falta un malo, el que sea. Primero Gaddafi era malo y ahora es bueno, Sadam era bueno y ahora es malo, ¿quién será el siguiente?

Alnitak dijo...

Dorothy para qué? Como dice el dicho: "Las niñas buenas van al cielo, las malas van (vamos) a todas partes". ;-)

Lydia dijo...

jajaja.
Yo tengo esos zapatitos rojos, pero por mucho que los chasqueo... de todas formas no creo que sean "tan" horribles ;)

Yo opino igual. Adoraba la lucha de contrarios que pregonaba Heráclito, estaba -está- en lo cierto.

Un beso.

Ale dijo...

tendría a tanta tanta gente a la que envidiar que mi sentido práctico me hace no envidiar absolutamente a nadie

Ale dijo...

mucho menos a alguien verde con lo que favorece el morenito

¿porque se dirá "verde de envidia"

Eulalia dijo...

Witch de mi alma, nada más difícil que verse a una misma con ojos ajenos, que es lo que en el fondo nos gustaría.
Pero siempre podemos jugar a interpretar sus miradas.
Y a la Dorothy esa, que le den.
Un beso.

if dijo...

Se me olvidó decir que tengo unos botines rojos que me hacen sentir como una auténtica bruja. Sólo espero no encontrarme con la Dorothy de turno.

Si quieres verlos...
http://carceldeif.blogspot.com/2006/09/zapatos-rojos.html#links

The Wicked Witch of the West dijo...

If, mira aquí

;-)

elvenbyte dijo...

Yo te envidio a ti, qué le vamos a hacer. Siempre me he decantado por el malo, soy de los que les caía simpático el coyote, y odiaba al correcaminos.

Alice ya no vive aquí dijo...

Sin malos, los buenos no se distinguirían por nada ;-)

if dijo...

¡¡¡Me encantan esas manoletinas!!!
Soy adicta a los zapatos rojos, pero no sé si me atrevería con esos...

Eulalia dijo...

Yo tengo unos zapatos rojos de tacón altísimo, ribeteados de negro, punta abierta, pulsera al tobillo.
Sólo me los puse una vez, para disfrazarme de pu-ta alto estandin.
Luego los guardé para que los hereden mis nietas: son una joya.
Quizá puedan sacarse una pasta subastándolos por Internet galáctico.

Lydia dijo...

jajaja. Gracias por la propaganda, Brujita querida.
Las manoletinas son fantásticas, If. Al principio pensaba igual que tú, de hecho las compré en plan colección pero las he usado varias veces este verano y no sólo quedaban genial sino que gustaron a todos!

Un beso fuerte a ambas. ;)

Brunilda dijo...

Vaya, resulta que las raras somos las que no usamos zapatos rojos... ¿valen unas zapatillas de estar en casa?

Wanda◦○ dijo...

because because because because becauseeeeeeeeeee ....... pues yo siempre quise seguir el camino de baldosas amarillas ....

María dijo...

Jajaja, sólo envidio a Dorothy en 2 cosas:
Que conoció a la bruja, y que encontró el camino de baldosas amarillas.

Anónimo dijo...

He tenido que escribirte aquí, ahora y meses más tarde de la publicación original, porque he parado de navegar en la web al descubrir esta entrada para aplaudir. Aplaudir con todas mis fuerzas, porque tu ingenio es increíble y hace mucho que no leía nada con lo que me sintiera tan identificada como con esta entrada tuya. Así que ahí queda mi aplauso y mi gratitud, por enseñarme que dentro de mí hay una Elphaba en potencia.

Permíteme que te parafrasee en mi propio blog, porque esta entrada realmente merece un tributo.

Un saludo.