12 noviembre 2006

Déjame

No te he devuelto la llamada. No porque no la haya visto todavía o porque se me haya olvidado. No te he devuelto la llamada porque no quiero hacerlo.

Desde que me mudé nos hemos visto tres o cuatro veces y en cada ocasión me he sentido más lejos. La distancia que nos separa comienza a resultar insalvable.

Tuvimos nuestro momento. Aquel par de años fue una ebriedad de sensaciones sin respiro. Cuando estábamos juntos nuestros ritmos se acompasaban sin esfuerzo, nos divertíamos casi sin planearlo. Pasábamos las tardes felices, sin preocupaciones, yendo de aquí para allá sin hacer nada. Tu estabas solo, sospecho a mi pesar que siempre lo estarás, y yo no tenía a nadie en aquella ciudad extraña. No te negaré que me enseñaste muchas cosas, pero tu mundo es muy limitado y ya no me interesa nada de aquello. Y sé que no es culpa tuya que yo me canse, pero es que nunca dejaré de buscar nuevos horizontes. No puedo permanecer demasiado tiempo en un mismo sitio.

Te agradezco que estuvieses a mi lado en los buenos y malos momentos. Pero tu mundo siempre estuvo demasiado anclado en el pasado, tu forma de entender la vida no funciona sin la historia. Y a la mía eso es algo que le pesa demasiado.

Ahora que todo ha cambiado, no sé cómo decírtelo sin que te duela. Es una pena que nunca te gustasen Los Secretos. Deberías olvidarme y, sobre todo, deberías dejar de llamarme cada vez que tengas un problema con tu ex. Sé que no me utilizas a un nivel consciente, pero es como me siento. Y ya no puedo seguir quemándome las neuronas para reflotar tu ajada lancha desinflada.

Prometo explicártelo un día. Decirte estas palabras con toda la dulzura que sea capaz de reunir para que no te sientas herido. Pero de momento prefiero seguir escondiéndome. Porque sé que esa conversación me va a sentar tan mal como a ti.

8 comentarios:

Alnitak dijo...

Hay muchas personas que necesitan de la historia para seguir adelante, y otras necesitamos siempre mirar a nuevos horizontes. A veces es compatible, otras veces no...
Pero lo importante es saber asumirlo.

if dijo...

Hace un tiempo me sentí utilizada por alguien a quien quería. Él no lo hacía conscientemente, o yo quiero pensar que no, pero el resultado era ese y cada vez me dolía más. En cierto modo soy culpable porque le insistía en que no me hacía daño y en que me gustaba ayudarle, pero sí que me lo hacía. Nunca se lo he dicho y no creo que lo haga, pude cortar con eso y no quiero hacer más daño.

Eulalia dijo...

No te sientas culpable: sólo tenemos una vida y cada uno es responsable de la suya.
A veces sentimos que somos implacables y egoístas, e incluso puede que sea cierto; yo prefiero entender que la sinceridad - al menos contigo mismo - en materia de sentimientos evita el chantaje emocional y todas esas manipulaciones a las que nos vemos expuestos en manos victimistas.
Recuerda a Neruda y su Farewell.

el santo job dijo...

a veces cuesta tanto rasgar los espacios que separan a la gente... Sin embargo, hemos de aprender a hacerlo, o nunca viajaremos libres.

Alice ya no vive aquí dijo...

Nunca es fácil decirle a alguien aquello que sabes que no quiere oír.

Ale dijo...

Déjame, no juegues más conmigo,
esta vez, en serio te lo digo
tuviste una oportunidad,
y la dejaste escapar.
Déjame, no vuelvas a mi lado,
una vez, estuve equivocado,
pero ahora todo eso pasó,
no queda nada de ese amor.
No hay nada que ahora ya, puedas hacer
porque a tu lado yo, no volveré, no volveré.
Déjame, ya no tiene sentido,
es mejor que sigas tu camino,
que yo el mío seguiré,
por eso ahora déjame.
No hay nada que ahora ya, puedas hacer
porque a tu lado yo,
no volveré, no volveré.
Déjame, ya no tiene sentido,
es mejor que sigas tu camino,
que yo el mío seguiré,
por eso ahora déjame,
Tuviste una oportunidad
y la dejaste escapar.

Los Secretos

Wanda◦○ dijo...

No es bueno a veces ser tan sincero con alguien que al menos fué tu amigo en el pasado, aunque ya no lo sea. Quizás él tambien sabe o se imagine que lo estás evitando con tu silencio, yo no le haría daño con la verdad. Pero eso cada uno sabe hasta donde tiene o no que llegar con sus propias amistades.

Anónimo dijo...

lo peor de los momentos de "ebriedad de sensaciones sin respiro" es que producen adicción