28 noviembre 2006

¿Qué apostamos?

Podría apelar a la ironía para formular pensamientos como no sé que les das. Pero no me sale. Lo que me sale es sentirme culpable y maldecirme por no ser capaz de hacer de otro modo las cosas.

En ocasiones me imagino como concursante de ¿Qué apostamos?, con Ramonchu presentándome como La Maravilla de la Madalena, la única persona en el mundo capaz de enredar cualquier situación, por muy enmarañada que esté de antemano. Me veo allí, con las gafas de buzo puestas (no sé por qué pero siempre me imagino a los concursantes de ¿Qué apostamos? con gafas de buzo), esperando el desafío con calma. Como si no fuese necesario concentrarme para realizar una labor tan sencilla.

Ahora me toca elaborar un discurso sincero, ser incapaz de mentir en ocasiones es una lacra, que consiga hacerle entender lo que pasa por mi cabeza. Necesito una justificación que resulte reconfortante y que no hiera. Y si no retuerzo la verdad hasta la frontera de lo surreal, dudo que pueda conseguirlo.

¿Por qué me empeñaré siempre en responsabilizarme de las cargas de los demás? ¡Maldita manía la mía!

4 comentarios:

susej dijo...

Puse con sensibilidad, brujiverde, que tu tienes, y con cuidado.
Y no te responsabilices, que no debes, al menos en el caso que describes.

if dijo...

Algunos solemos tomar todas las responsabilidades que encontramos en nuestro camino, nos correspondan o no. Parece como que si algo no lo hacemos nosotros nadie lo hará o no quedará bien hecho. ¡Pues que se quede sin hacer!

Ésta es otra cosa que he aprendido en mi terapia de estos meses y es de las que más cuesta, responsabilizarme sólo de lo mío.

Eulalia dijo...

Ahora sí que me he quedado sin palabras.
(Porque no he entendido las tuyas. En absoluto).
De todos modos, un beso.

Anónimo dijo...

¿Para quién necesitas una justificación? Para ti?

No hay sensibilidad que valga en algunas cuestiones.