12 diciembre 2006

Un suspiro

En un día normal tengo suficiente trabajo como para llenar por completo mi jornada laboral, aunque es habitual que me lleve algo más de tiempo per se. Cuando las cosas se tuercen, como hoy, me encuentro a las siete y media de la tarde con dos horas de trabajo todavía por delante. Así que me echo el portátil al hombro, me voy para casa, hago la compra, pongo la colada y me siento aquí un momento a reposar el mal trago. Después conectaré el maldito portátil y continuaré la jornada hasta que el cansancio me obligue a derrumbarme en la cama. Y es que el rol de working girl es cada día interpretado por un abanico más amplio de grises masas humanas semovientes.

Esta es mi manera de prepararme para afrontar sin estrés dañino el día a día. Sentarme delante del ordenador y vomitar unas cuantas frases sin sentido que me ayuden a relativizar la urgencia. Descansar mi cabeza unos instantes del incesante giro al que la vida somete mi rueda.

Porque necesito mi tiempo. Un tiempo que no quiero compartir con nadie, que no puedo compartir con nadie. Aunque estas palabras parezcan egoístas y desquiciadas. Hay gente a la que su tiempo se le hace cuesta arriba, que necesita llenar cada momento con la compañía adecuada. No es que los compadezca, ni que quiera ser como ellos, tan solo es que me parecen tan extraños como incomprensibles.

La única duda que me asalta es el modo en el que empleo este tiempo que es mío. Danza por mi mente la idea de dedicarlo a otras cosas más productivas, pero siempre acabo desechando las alternativas. Por pura pereza, supongo. Sin embargo, últimamente siento que el momento de ese cambio de actitud está al acecho.

Quizá debiera intentarlo. Tal vez sea ya hora de olvidar la huida y dejarme atrapar por la bestia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buah, no.

Alnitak dijo...

Todos necesitamos nuestro tiempo, el problema es cuando no lo encontramos...

Nadia dijo...

Sí pero si rellenas tu tiempo procura que no tener la sensación de no tener tiempo.

Wanda◦○ dijo...

Yo no sé donde dejé a mi bestia ...

Triki dijo...

Este fin de semana no quería que acabara...sólo quería estar solo debajo de un montón de periódicos y dominicales...te comprendo.